Espacios públicos habitables

Habitar no es lo mismo que ocupar.

En el sentido estricto, habitar es tener un espacio seguro, defendible, fuera de las inclemencias del clima y otros seres.

Ocupar es hacer uso de un punto geográfico para que otro cuerpo no lo haga.

Cuando hablamos de arquitectura habitable, hablamos de una edificación que, además de proporcionarnos resguardo de los elementos, nos permite disfrutar la vida.

Un espacio habitable, debe de darnos la oportunidad de presentar fragmentos de nuestra historia, valores e inclinaciones estéticas. Esto va mucho mas allá de la decoración o del arte de los muros, estamos hablando de lugares cuya organización permite el desarrollo de nuestras actividades; aquellos que nos invitan a formar parte de ellos. Hablamos de baños en los que se pueden guardar cosas; cocinas en las que preparar alimentos sea un gusto; salas en las que cabe nuestra colección personal; áreas de trabajo que permiten organizar nuestras ideas; terrazas desde las que podemos contemplar los atardeceres; etc.

Muchas veces esto es a lo que a la arquitectura contemporánea le hace falta. Es común ver espacios en revistas que están perfectamente pulcros e inmaculados.

El arquitecto actual, enfocado en la fotografía y la difusión en redes sociales, rara vez piensa que la persona traerá cosas consigo, cosas que le sirven y que le gustan, y que con ellas conquistará los rincones del espacio construído; independientemente de si están preparados para ello o no.

Al final, uno no se deshace de sus cosas, ni cambia sus actividades por la forma de su casa, sino que termina adaptando ésta última para acomodarlas.

Por eso creemos en la arquitectura habitable, aquella que es capaz de ayudar al ser humano a desarrollarse, a crecer con el y a cultivar sus intereses.

Un lugar habitado refleja los valores de quien lo habita

Ningún lugar es igual para cada persona.

Así, la casa del amante de los perros no será igual a la del poeta, ni a la del coleccionista de música, o al de la familia numerosa que gusta de tener maratones de cine los fines de semana. Cada quien tiene una preferencia muy clara y es nuestro deber como arquitectos ayudar a construir un espacio digno para la vida.